Impresiones con Tempest 4000; la vuelta del shooter arcade más rabioso y psicodélico
Si hay un nombre que sigue aguantando estoicamente el paso de los años y el desarrolllo de la industria de los videojuegos, ese sea probablemente Jeff Minter. Diseñador y desarrollador desde principios de los 80, el melenudo —y barbudo— amante de las llamas —el animal—, se ha mantenido independiente y ha sobrevivido a los vaivenes que la industria y la vida le ha puesto por delante. Conocido sobre todo por sus originales títulos pspicotrópicos que relucían en el Atari ST, a Minter se le reconoce también por Tempest 2000 para la Jaguar, uno de los mejores juegos basados en el original de Dave Theurer del 81.Y ahora, cosas de la vida, Minter vuelve a relucir sus dotes arcadianas, bajo el sello Atari y con la enésima evolución de un género que domina a la perfección y que no ha dejado de practicar en las últimas décadas, con juegos como Space Giraffe o el controvertido TxK aparecido en Vita en 2015, y que, irónicamente, ha supuesto el origen de este Tempest 4000 que fue lanzado hace un tiempo en otras plataformas y que ahora lo hace también en Switch para gozo de los amantes de los disparos de recreativo.La belleza de Tempest radica precisamente en su praagmatismo gráfico Tempest es básicamente un matamarcianos en tercera persona, donde controlaremos a una especie de garra que se mueve a través de unas formas geométricas simples tipo malla y que debe eliminar a las diferentes oleadas de enemigos que van apareciendo para continuar a la siguiente fase. El movimiento está restringido a moverse por esta malla de lado a lado, o en círculos si se tratan de escenarios con forma tubular. La dificultad radica precisamente en esta falta de libertad, ya que los enemigos aparecen al fondo de la estructura y van avanzando poco a poco hasta nuestra posición, lo que será casi siempre fatal —tipo Space Invaders—, a no ser que tengamos gran habilidad con el movimiento de la garra, o contemos con el utílisimo powerup de salto.¡Destruye a los enemigos que te amenazan desde el fondo de...